La tecnología simplifica nuestro trabajo y hace nuestra vida más cómoda, pero, al mismo tiempo, los mecanismos que la componen son cada vez más incomprensibles para nosotros. El desarrollo tecnológico se basa en dinámicas donde prima la velocidad, lo individual y el lucro económico, por encima de beneficios sociales o de las repercusiones medioambientales.

En este contexto, es interesante poner en duda el relato del progreso tecnológico y cuestionar nuestra relación con la tecnología. ¿Qué espacio le damos en nuestra vida cotidiana? ¿Cómo nos influye y qué control tenemos sobre ella? ¿Qué es público, qué es privado y dónde están los límites? ¿Cómo aprovechar los recursos que se quedan anticuados de una forma creativa para expandir las formas de creación? ¿Qué lugar hay para lo manual y artesano en la era digital?

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