Hoy en día muchos artistas trabajan desde las prácticas colaborativas y participativas. El artista ya no es un genio que trabaja en la soledad de su estudio, sino una parte del engranaje social que aborda las relaciones sociales, los intercambios, los afectos y sus efectos en nosotros mismos y nuestro entorno, no solo como material o metodología de trabajo sino también como el centro de su investigación. Además, se incide en la necesidad de un cambio de paradigma en nuestra sociedad y se propone pasar de la dinámica de competición propia del capitalismo a una nueva lógica basada en la cooperación y la ayuda mutua.
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