Cuando contemplamos el paisaje apreciamos su belleza pero, si miramos más allá, aparece un elemento destructivo que rompe la armonía. El dominio de la Naturaleza ha sido suplantado por la propagación de la actividad humana, con el peligro y el miedo de que ello nos conduzca, en un futuro no muy lejano, a un desequilibrio catastrófico, e irreversible
Todas las mañanas del mundo
| Dibujo, lápiz de color sobre papel
| 100 x 70 cm